lunes, 30 de diciembre de 2013

“Administración de una empresa de cultura” de Fernando Esteves Fros y Jorge Vanzulli


el mundo de la edicion de libros[6]La bibliografía dedicada a la edición de libros en el mercado de Latino América no es muy amplia. A partir de esta situación, surge el libro El mundo de la edición de libros, compilado por Leandro de Sagastizábal y Fernando Esteves Fros, donde se reúnen textos dedicados a esta tarea editorial. En el capítulo “Administración de una empresa de cultura”, escritor por Esteves Fros y Jorge Vanzulli, deciden abordar cómo se conforma y la estructura de una empresa editorial, así como la relación entre el editor y el autor bajo un contexto administrativo y financiero.
El mundo de la edición actual muestra una ruptura del equilibrio de las tres díadas que lo han caracterizado: entre el valor de uso y el valor de cambio; entre lo que es un bien cultural y lo que es una mercancía; entre las funciones del publisher –el empresario de la edición- y el editor –el responsable literario-.
Desde los orígenes del oficio, en las decisiones de los editores (responsables literarios e, incluso, los publishers) han prevalecido las preferencias literarias por sobre las motivaciones comerciales. Ha sido la labor de los entusiastas y vocacionales editores que prefieren dejarse llevar por la experiencia y el “olfato” literario más que por la racionalidad económica y las razones de mercado, la que permitió la difusión de nuevos autores y valiosas obras que hoy forman parte del acervo cultural de la humanidad.
La gestión de las organizaciones recurre a una disciplina, la administración, que ha trascendido lo empírico, sistematiza procedimientos y reflexiona sobre su problemática específica en el ámbito académico. La edición, por su parte, se ha constituido en una práctica profesional que, lejos de haber logrado cierto estatus científico, ha sido considerada como una instancia de mera intermediación entre autor y lector. La única función del editor claramente reconocida era la de asumir el riesgo financiero de una publicación; la responsabilidad sobre el producto final (el libro) parecía adjudicarse a cierta intervención que velaría pro el destino de los objetos culturales.
publish1Las editoriales son organizaciones, es decir que están conformadas por un conjunto de personas orientadas hacia la consecución de determinados objetivos comunes. Para alcanzarlos, dispone de recursos humanos y materiales, de conocimientos específicos, de una estructura forma y de una serie de reglas administrativas. Cuando el objetivo de la organización es la rentabilidad y la maximización del beneficio económico, estamos en presencia de una empresa.
Existen editoriales con y sin fines de lucro. Son sin fines de lucro las editoriales universitarias, las estatales, las que publican material producido en instituciones confesionales y todas aquellas cuyo objetivo no sea la rentabilidad sino brindar un servicio de difusión de cultura, de conocimiento o de preceptos morales, políticos o religiosos a través de materiales impresos.
Como organización, una empresa –cualquiera sea su actividad- no sólo persigue la rentabilidad y la creación de valor económico, de lo que depende su supervivencia, sino también otros propósitos, de carácter simbólico, a partir de los cuales concibe su inserción en el medio social y cultura en el que opera.
Esta idea que orienta las decisiones y la gestión de la empresa está expresada en la misión de la compañía. El proceso de administración de una editorial se construye a partir de ciertos preceptos filosóficos que le dan su razón de ser y que van más allá de los objetivos materiales que, imperiosamente, toda empresa debe perseguir.
El editor se relaciona con dos actores que le exigen, por igual, satisfacción a sus necesidades y eficacia en la gestión: el lector y el autor. En principio, el edito los tiene a ambos como clientes; ofrece un producto al lector y un servicio al autor –edición, corrección, diseño, comercialización y promoción de su obra-. Asimismo, el editor satisface una demanda, pero también la induce.
La idea de organización está íntimamente vinculada con la de división del trabajo, es decir, con las funciones básicas que se desarrollan dentro de la empresa (producción, comercialización, administración) y con los roles que ocupan los individuos que la integran (unos dirigen, otros ejecutan). Si la organización consigue optimizar recursos, gana tiempo y costos. En general, las tres unidades funcionales básicas (o departamentos) de una empresa –a excepción de las empresas de servicios- son las de producción, comercialización y administración, siendo esta última una unidad auxiliar al servicio de las dos primeras.
Organigrama
En este organigrama se muestra la organización de una empresa editorial.
Cada contrato que se celebra entre autor y editor es algo más que la consagración jurídica de los derechos y las obligaciones de cada una de las partes durante el período que los vincula comercialmente. Un autor no es un gasto, sino una inversión y que a un autor no se lo trata como a un proveedor más.
Quien se proponga incursionar en la actividad editorial debe tener en claro que la relación autor-editor no es armónica. El autor responsabilizará al editor por una mala distribución o escasa promoción; a lo que el editor responderá diciendo que la primera acción de marketing es el propio texto y que no hay publicidad que sostenga un libro que no le interese al público lector.
La relación autor-editor no se ajusta a procedimientos administrativos, sino a factores afectivos o emocionales. La permanencia de un autor en un sello editorial depende no sólo de un contrato conveniente desde el punto de vista económico, sino también de la solidez del vínculo profesional, personal y hasta afectivo a que entable entre autor y editor.
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Miguel Rodríguez
Fuente: de Sagastizábal, Leandro y Esteves Fros, Fernando, “El mundo de la edición de libros”. Paidós Diagonales.

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