lunes, 30 de diciembre de 2013

EL MUNDO DE LA EDICION DE LIBROS

Leandro de Sagastizábal, Fernando Esteves Fros (compiladores). Paidos Diagonales, Buenos Aires (2002). Reseña escrita por Ian Darke.
“Este libro comenzó a gestarse en San José de Costa Rica en mayo de 2001, durante el Congreso Iberoamericano de Editores organizado por la Cámara del Libro de aquel país y el Grupo Interamericano de Editores. Surgió, como la mayoría de las obras que se publican o, en ocasiones, se "encargan a los editores, motivado por un deseo. El deseo de leer un libro – que no pretende ser el definitivo, por cierto – sobre un tema que nos atrae, que nos obsesiona y, por qué no decirlo, nos apasiona: la formación profesional de editores.” (p.11.)

Con estas palabras nos adentramos en el Prólogo de un libro que me ha impresionado mucho. Como los mismos compiladores dicen, son muy pocos textos acerca del trabajo editorial en español. Y el tema  – la formación de editores – es para nosotros, editores cristianos, una preocupación especial. Los editores seculares, contribuyentes de este volumen, ‘se obsesionan’ por mejorar la calidad del aporte cultural del libro. El editor cristiano ¿estará motivado por el deseo de comunicar con claridad total las buenas nuevas de salvación, la puesta en práctica de las verdades bíblicas, y por hacer todo ‘para la honra y gloria de Dios’?

El libro consta de aportes de algunos de los más experimentados editores del mundo Ibero-Americano, y abarca todas las facetas del proceso editorial.

Algunos capítulos son más básicos, pero no menos valiosos. Para editores nuevos proveen un panorama general, que permite organizar conceptos, y detectar las lagunas de conocimiento. Para editores experimentados les provee un resumen o una especie de lista de control, para evaluar facetas de nuestra institución. Cada capítulo incluye una bibliografía, y en algunos casos recursos de la Web. En pocas páginas Fernando Esteves Fros y Jorge Vanzulli, por ejemplo, dan una clase maestra de ‘Administración de una empresa de cultura’. Se me ocurrió que la sección sobre ‘costos’ sería sumamente útil para los autores que muchas veces no entienden como si fija el costo de un libro. (Todavía existen quienes piensan que nosotros los editores nos volvemos millonarios con las joyas literarias o teológicas.)

Otra sección fabulosa para escritores cristianos es justamente la ‘guía para autores’ adjunta al capítulo escrito por Guillermo Schavelzon. La guía se llama ‘Cómo hacer para ser publicado’ e incluye recomendaciones muy sanas de cómo hacer el primer contacto con una editorial. El primer paso es una carta de presentación, de una sola hoja, y – en el caso de interés de parte del editor – cómo armar una propuesta editorial, que incluya un resumen del libro, el índice (es decir ‘contenido’, en otros países), un resumen de libros comparables (mostrando que el autor sabe lo que ya existe, y puede explicar por qué su libro es diferente) e información del ‘mercado’ o quienes serán los compradores del libro. La guía termina con una selección de recursos para escritores, en Internet o bibliografía.

La riqueza del libro también estriba en varios capítulos de reflexión acerca de los cambios en el mundo editorial. Voy a mencionar solo dos. El capítulo de Guillermo Schavelzon ya mencionado, aparte del apéndice para escritores, consiste en una reflexión sobre el trabajo editorial. Las editoriales en América Latina empezaron sin mucho aporte estrictamente en lo editorial: la mayoría de los textos salieron a la luz sin retoques ni guía editorial. En las últimas décadas la experiencia ha mostrado que un trabajo editorial resulta en libros más legibles, más coherentes, y, porque no decirlo, ¡más vendibles! Este logro – que recién esta implementándose en muchas casas cristianas – está justamente bajo mucha presión en las editoriales grandes. Es tanta la presión de los muchos manuscritos y de fuerzas que dan prioridad a lo empresarial, que el editor se siente exprimido e incapaz de responder como quiere. Frente a esta situación Schavelzon no aboga por disminuir el aporte editorial, al contrario. Pero plantea que se traslada parte del proceso de acompañamiento y edición de la casa editora, a un rol de un ‘agente literario’: un ‘mentor’ que trabaja con el autor, y a la vez le representa con las editoriales. Puede ser que no se pueda aplicar al mundo del libro cristiano, pero me parece importante escuchar las experiencias del mundo editorial en general, y abrirnos a posibles sistemas alternativas. Lo importante es que tengamos buenos libros bien editados.

Son muchos los textos universitarios sobre Marketing en general. Pero como dice Juan Carponi Flores en “Breve introducción al marketing, para editores” el mundo editorial no es como fabricar muebles o yogures. Carponi dice que muchas veces las editoriales se han concentrado tanto en el producto – el libro bien editado – y no tienen departamentos de ‘marketing’. Dice que necesitamos pensar en qué consiste el ‘negocio’ editorial: ¿qué queremos hacer al publicar un libro? ¿a quienes queremos alcanzar? y ¿qué queremos aportar a nuestros lectores? Sin un esfuerzo por indagar las necesidades reales de nuestro ‘público’, y entender el comportamiento de esa misma gente, será muy arriesgado. En el mundo cristiano todos los editores tenemos mucha pasión por los libros no siempre ha sido posible acompañar está pasión por un entendimiento de nuestros lectores. Tanto este capítulo, como otro sobre ventas, incluyen algunas ideas prácticas.

No tenemos espacio para comentar otras secciones. Muchos capítulos servirían muy bien en una capacitación interna. Todo el equipo podría leer un capítulo, para luego discutirlo en grupo. Algunos ideas no se aplican a editoriales cristianas, y otras son controversiales. Contiene algunos argentinismos y neologismos lindos y útiles. (Me gusta ‘paratexto’: lo que el lector capta del diseño general y vistazo inicial de la página). En resumen, es un libro para leer, estudiar y usar para entrar en diálogo.

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